BENDICIÓN DE LA MUJER ANTES DEL PARTO
Del «Bendicional» Argentino números 217 al 259
217. La bendición antes del parto puede darse a una sola mujer, principalmente en medio de su propia familia, o a varias a la vez en clínicas u hospitales. En este caso, las fórmulas se dirán en plural.
218. La bendición de la mujer después del parto que aquí se propone, como quiera que tiene aplicación únicamente en el caso de la mujer que no pudo participar en la celebración del bautismo de su hijo, se hace en singular.
219. Los ritos que aquí se proponen pueden usarlos el sacerdote, el diácono o también el laico. Éstos, respetando los principales elementos y la estructura del rito, adaptarán la celebración a las circunstancias de las mujeres y de los lugares.
220. En determinadas circunstancias, el sacerdote o el diácono pueden emplear las fórmulas breves que se hallan después de los Ritos breves, núms.237 y 259.
RITO DE LA BENDICIÓN DE LA MUJER ANTES DEL PARTO
RITOS INICIALES
221. Reunida la familia o la comunidad de fieles, el ministro dice
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. +
Todos se santiguan y responden: Amén.
222. Luego el ministro si es sacerdote o diácono saluda a la mujer y a los presentes diciendo:
Jesucristo, el Hijo de Dios, que se hizo hombre en el seno de la Virgen María, esté con todos ustedes.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la sagrada escritura
Todos responden
y con tu espíritu.
223. Si el ministro es laico saluda a la mujer y a los presentes diciendo:
Hermanos, bendigamos a Jesús, el Señor,
que se hizo hombre en el seno de la Virgen María.
Todos responden:
AMEN
224. El ministro dispone a la mujer y a los presentes a recibir la bendición con estas palabras u otras semejantes:
Dios es el Señor de toda vida y es él quien determina la existencia de cada hombre y, con su providencia, dirige y conserva su vida.
Creemos que esto tiene aplicación sobre todo cuando se trata de una vida nacida de un matrimonio cristiano, vida que a su tiempo será enriquecida en el sacramento del bautismo con el don de la misma vida divina.
Esto es lo que quiere expresar la bendición de la madre antes del parto, para que aguarde con fe y esperanza el momento del parto y, cooperando con el amor de Dios, ame ya desde ahora con afecto maternal al fruto que lleva en su seno.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
225. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo ministro, lee un texto de la sagrada escritura:
Lc 1, 39-45
Escuchen ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas.
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre y dijo en voz alta:
-«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
Palabra del Señor.
226. Pueden también leerse Lc 1, 26-28; Lc 2, 1-14
227. Según la oportunidad, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado
SON NUESTROS HIJOS SEÑORA – canto https://youtu.be/V2u9qo-kyf4?si=SL34AdfuXUFB47AJ
1. Te ofrecemos, Maria,
el fruto de nuestro amor;
son nuestros hijos, Señora,
son nuevos hijos de Dios.
BAJO TU AMPARO SEGURO
CAMINARAN EN TU LUZ.
CUÍDALOS, MADRE QUERIDA,
COMO CUIDASTE A JESÚS.
2. Ante tu imagen hermosa,
llena de tierna bondad,
derrama sobre esto niños
tu bendición maternal.
3. Madre de los bautizados,
queremos hoy renovar
que somos tu pueblo en marcha
¡es nuestra gran dignidad!
Salmo responsorial 32 (33)
R: La misericordia del Señor llena la tierra.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia. R:
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de Ti
228. El ministro, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración
PRECES
229. Sigue la plegaria común. Entre las intercesiones que aquí se proponen, el ministro puede seleccionar las que les parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias de la mujer o del lugar.
Alabemos debidamente a Cristo, el Señor, fruto bendito de vientre de María, que por el misterio de su encarnación ha derramado en el mundo la gracia y la benevolencia, y digámosle:
Bendito seas, Señor, por tu bondad!
Tú que te dignaste hacerte hombre naciendo de una mujer, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Tú que no desdeñaste el seno de una madre, sino que quisiste que fueran proclamados dichosos el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.
Tú que en la Virgen María, bendita entre todas las mujeres, dignificaste el sexo femenino.
Tú que en la cruz diste como madre a la Iglesia, a la misma que habías elegido por madre tuya.
Tú que fecundas a la Iglesia con nuevos hijos por el ministerio de las madres acrecentando la alegría y aumentando el gozo.
SILENCIO PARA AGREGAR INTENCIONES ….
PADRE NUESTRO
ORACIÓN DE BENDICIÓN
230 El ministro, si es sacerdote o diácono extendiendo, según las circunstancias, las manos sobre la mujer, o haciendo la señal de la cruz en su frente, de lo contrario con las manos juntas, dice la oración de bendición:
Señor Dios, creador del género humano,
cuyo Hijo, por obra del Espíritu Santo,
quiso nacer de la Virgen María,
para redimir y salvar a los hombres,
librándolos de la deuda del antiguo pecado,
atiende los deseos de esta hija tuya,
que te suplica por el hijo que espera,
y concédele un parto feliz;
que su hijo se agregue
a la comunidad de los fieles,
te sirva en todo
y alcance finalmente la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
231 Después de la oración de bendición, el ministro invita a todos los presentes a invocar la protección de la Santísima Virgen María, lo que puede hacerse con la recitación o el canto de la antífona:
Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
Avemaría
Madre del Redentor, el Avemaría o la Salve.
CONCLUSIÓN DEL RITO
Dios, fuente y origen de toda vida, te proteja con su bondad.
Amén.
Confirme tu fe, robustezca tu esperanza, aumente cada vez más tu caridad.
Amén.
En el momento del parto atienda tus súplicas
y te ayude con su gracia.
R. Amén.
Finalmente bendice a todos los presentes, diciendo:
y a todos ustedes, que están aquí presentes, los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. +
R. Amén.
233. Si el ministro es laico, implora la bendición sobre la mujer y sobre todos los presentes, santiguándose y diciendo:
Dios, que por el parto de la santísima Virgen María,
anunció y comunicó al género humano
el gozo de la salvación eterna,
nos bendiga y nos guarde. +
Amén.