BENDICIÓN DE LAS MADRES EN SU DÍA

BENDICIÓN DE LAS MADRES EN SU DÍA

Dios, Padre bueno,

de quien procede toda paternidad

en el cielo y en la tierra,

mira con ternura a todas las madres

a quienes, en su día,

venimos a honrar, recordar, agradecer y valorar

como uno de los regalos más preciosos

que nos has hecho y que nos colma en el afecto.

Desde la fe, esperanza y caridad que poseen

van orientando y haciendo crecer a sus hijos.

Te pedimos que bendigas X a esta(s) madre(s)

que ejerce(n) su maternidad con fidelidad

y acuérdate en este día de todas aquellas mujeres

que han recibido la gracia de ser madres.

Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

Bendicional Argentino pág. 51, 52

223. En algunos países se identifica un día determinado del año como «día de la madre». Para ese día es la bendición que se presenta aquí. Pero no obsta que se utilice en otra circunstancia específica en la cual se elogie el don de la maternidad.

224. El rito que sigue está pensado para celebrarse fuera de la Misa. Si se desea impartir la bendición de las madres en su día dentro de la celebración de la Misa, omítanse todos los elementos previos a la bendición que se presentan a continuación, salvo alguna de las preces más oportunas que pueden incorporarse a la Oración universal del día con las debidas adaptaciones de redacción, e impártase la oración de bendición sobre las madres, justo antes de la bendición final de la Misa, en cuyo caso y según las circunstancias puede pedirse a las madres presentes que se acerquen ante el presbiterio o bien, si parece más oportuno, que se pongan de rodillas en sus lugares para recibir esa bendición específica.

225. Si la bendición se realiza fuera de la Misa, el rito que siempre puede ser presidido por un sacerdote o diácono, puede en ese caso ser dirigido por un laico, teniendo este en cuenta las adaptaciones que le son propias según se señala en cada caso.

RITO DE BENDICIÓN

RITOS INICIALES

226. Reunida la familia o la comunidad de fieles, el ministro dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se signan y responden:

Amén.

227. Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, saluda a los presentes, diciendo:

Jesucristo, el Hijo de Dios,

que se hizo hombre en el seno de la Virgen María, su Madre,

esté con ustedes.

Todos responden:

Y con tu espíritu.

228. Si el ministro es laico, saluda a los presentes, diciendo:

Hermanos, alabemos a Jesús, el Señor,

que se hizo hombre en el vientre inmaculado de la Virgen María.

Todos responden:

Alabado seas por siempre, Señor.

229. El ministro dispone a los presentes para la celebración, con estas palabras u otras semejantes:

Alabemos a Dios que es el Señor de la vida. De Él procede toda paternidad en el cielo y en la tierra y con su providencia, ha puesto en la mujer la capacidad de plenificar su vida en su amor maternal, enriquecido con el don de la misma vida divina.

Por eso pedimos que el Señor bendiga a esta(s) madre(s) para que con fe y esperanza, cooperando con el amor de Dios, ame(n) a sus hijos y los acompañe(n) hacia la madurez humana y cristiana.

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

230. Luego el ministro lee el siguiente texto u otro adecuado de la Sagrada Escritura.

Jn 19, 25a. 26-27: Mujer aquí tienes a tu hijo

Si el ministro es sacerdote o diácono dice:

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Si el ministro es laico dice:

Escuchen hermanos las palabras del Evangelio según san Juan.

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.

231. El ministro, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.

PRECES

232.. Sigue la plegaria común con las preces que aquí se proponen o con otras que puedan parecer más adecuadas con las circunstancias y el momento.

Alabemos a Cristo, el Señor, fruto bendito del vientre de María, que por el misterio de su encarnación ha derramado en el mundo la gracia a todas las madres diciendo:

R. Señor, muéstranos tu bondad.

Tú que te hiciste hombre naciendo de tu madre, la Virgen, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. R.

Tú que en la Virgen María, bendita entre todas las mujeres, dignificaste a la mujer. R.

Tú que en la cruz diste como madre a la Iglesia, a tu propia madre. R.

Tú que pusiste en el ser de la mujer la capacidad de realizarse plenamente siendo madre. R.

Tú que fecundas a las madres con nuevos hijos y con ellas a la Iglesia, acrecentando la alegría y el gozo en sus hijos. R.

233. El ministro invita a rezar la oración del Señor, con las siguientes palabras u otras semejantes:

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza,

nos atrevemos a decir:

Padre nuestro…

ORACIÓN DE BENDICIÓN

Dios, Padre bueno,

de quien procede toda paternidad

en el cielo y en la tierra,

mira con ternura a todas las madres

a quienes, en su día,

venimos a honrar, recordar, agradecer y valorar

como uno de los regalos más preciosos

que nos has hecho y que nos colma en el afecto.

Desde la fe, esperanza y caridad que poseen

van orientando y haciendo crecer a sus hijos.

Te pedimos que bendigas X a esta(s) madre(s)

que ejerce(n) su maternidad con fidelidad

y acuérdate en este día de todas aquellas mujeres

que han recibido la gracia de ser madres.

Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

ASPERSIÓN

235. Acabada la oración, el ministro rocía con agua bendita a las madres y a los presentes, mientras se puede guardar un momento de silencio o cantar un canto adecuado (ver TU AGUA BENDITA)

CONCLUSIÓN DEL RITO

236. El ministro, si es sacerdote o diácono, concluye el rito, diciendo:

Dios, fuente y origen de toda vida,

proteja con su bondad a estas madres,

confirme su fe, robustezca su esperanza

y aumente su caridad.

R. Amén.

Y bendice a todos los presentes, diciendo:

Y a todos ustedes,

los bendiga Dios todopoderoso,

Padre, Hijo + y Espíritu Santo

R. Amén.

237. Si el ministro es laico, implora la bendición del Señor sobre las madres y todos los presentes, santiguándose y diciendo:

El Señor nos bendiga,

nos aleje de todo mal

y nos lleve a la vida eterna.

Todos responden:

Amén.

Si parece oportuno, puede entonarse un canto adecuado.

Oración del Beato Eduardo Pironio.>

MADRECITA DEL CIELO

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