CARTA CIRCULAR SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS PASCUALES

CARTA CIRCULAR SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS PASCUALES


Carta circular dada en la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

16 de enero de 1988.

Introducción

  1. La renovación de las celebraciones de la solemnidad de Pascua y de toda la Semana Santa, actuada en un primer momento por Pío XII en 1951 y 1955 respectivamente, fue recibida en general por todas las Iglesias de rito romano con entusiasmo 1 .
    El Concilio Vaticano II a su vez, sobre todo en su Constitución sobre la Liturgia, puso de nuevo repetidamente en relieve, conforme a la Tradición, el misterio pascual de Cristo, y recordó que de él reciben su fuerza todos los sacramentos y sacramentales 2 .
  2. Del mismo modo que la semana tiene su punto de partida y su momento culminante en el domingo,
    caracterizado siempre por su índole pascual, así el centro culminante de todo el año litúrgico resplandece en el santo Triduo pascual de la Pasión y Resurrección del Señor, que se prepara en el tiempo de Cuaresma y que se prolonga en la alegría de los cincuenta días sucesivos 3 .
  3. En muchos lugares del mundo cristiano los fieles y sus pastores valoran la importancia de estas celebraciones y participan frecuentemente en ellas con gran provecho espiritual.
    Sin embargo, en algunos países se ha ido atenuando con el pasar del tiempo el entusiasmo y el fervor con que se recibió la instauración de la Vigilia pascual. En algunas partes se ha llegado a perder la misma noción de «vigilia», hasta el punto de haber reducido su celebración a una mera Misa vespertina en cuanto al tiempo y el modo como se suele celebrar la Misa del domingo en la tarde del sábado precedente.
    En otros lugares no se respetan los horarios convenientes del Triduo santo. Más aún, frecuentemente se colocan en horas más oportunas y cómodas para los fieles los ejercicios de piedad y las devociones populares; y en consecuencia los fieles participan en ellas más que en los oficios litúrgicos.
    Sin duda estas dificultades derivan de la formación todavía insuficiente, tanto del clero como de los fieles sobre el misterio pascual en su realidad de centro del año litúrgico y de la vida cristiana .
  4. El hecho de que en tantísimas regiones la Semana Santa coincida con el tiempo de vacaciones, así como la mentalidad que de la sociedad actual, añaden una dificultad más para una participación de los fieles a las celebraciones.
  5. Teniendo en cuenta esta realidad, la Congregación para el Culto Divino considera oportuno recordar algunos aspectos doctrinales y pastorales, así como diversas determinaciones sobre la Semana Santa publicadas en otras ocasiones. Todo lo que, en cambio, se halla en los libros litúrgicos sobre la Cuaresma, la Semana santa, el Triduo Pascual y el tiempo Pascual, continúan en vigor, a no ser que reciba una nueva interpretación en este documento.
    Todas las normas mencionadas son urgidas de nuevo en virtud del presente documento en orden a mejorar la celebración de los misterios de la Redención y a favorecer la participación más fructuosa de los fieles en las mismas .

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